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¿Sabes qué es la dermatilomanía (hurgarse la piel)?

La dermatilomanía se considera una compulsión y, en la mayoría de los casos, provoca graves daños en la piel de quienes se enfrentan al problema. Conoce los síntomas y ve qué hacer ante la situación.

Exprimir un grano o quitar la costra de una herida es algo que prácticamente todos hemos hecho alguna vez. Sin embargo, ¿qué ocurre cuando esto se convierte en algo prácticamente imposible de controlar, causando graves daños en la piel?

La dificultad para resistirse a situaciones como esta tiene un nombre: dermatillomanía, también conocida como excoriación compulsiva y hurgamiento de la piel. Se trata de una compulsión a tocarse, rascarse, rascarse, limpiarse o «perforarse» la piel continuamente, hasta que se crean lesiones que, en muchas situaciones, llegan a ser graves.

La persona que padece dermatilomanía suele utilizar objetos punzantes, dientes y uñas. Los objetivos son los puntos negros y los granos, las pecas, las manchas, las marcas y las exfoliaciones cicatriciales.

¿Qué puede haber detrás de la dermatilomanía?

Según los expertos, todavía no se ha podido definir la causa de la dermatilomanía. Sin embargo, la ansiedad puede ser un motivador. En el caso de los adolescentes, los problemas existenciales también pueden estar detrás del problema. Conviene recordar que la adolescencia coincide con la fase en la que el cambio hormonal provoca la aparición de puntos negros y espinillas, sobre todo en la cara. La dificultad para controlar la compulsión y la necesidad de autoafirmación pueden ser explosivas.

Como explican los psicólogos especializados en el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), el ritual compulsivo suele ser una forma que encuentra la persona para reducir la ansiedad. Al igual que un individuo con TOC de limpieza no puede vivir sin lavarse las manos, por ejemplo, a los que padecen dermatilomanía les resulta difícil no rascarse algo en la piel.

Además, la dermatilomanía puede ser una especie de «compensación», que se produce cuando la persona busca algo para desahogar una frustración, por ejemplo. También puede ser una consecuencia del propio TOC, del autismo, del trastorno límite de la personalidad, entre otros problemas psíquicos.

Aunque existen similitudes, la dermatilomanía no puede confundirse con la automutilación, que suele ser una compulsión difícil de controlar. La automutilación, en cambio, es lo que ocurre cuando una persona se ataca a sí misma para exteriorizar un dolor, un sufrimiento o una carga emocional. La autoagresión acaba convirtiéndose en un alivio del dolor psíquico, al convertirse en dolor físico.

Teniendo en cuenta las diferencias, es importante vigilar la aparición de signos de cualquiera de estos cuadros. Esto se debe a que, según los psicólogos, la dermatilomanía puede, en algunas situaciones, llevar a la automutilación. Suele ocurrir cuando la persona empieza a sentirse culpable por el daño que se causa en su propia piel, y acaba autocastigándose por ello.

Reaccionar ante la dermatilomanía

Como la dermatilomanía puede estar motivada por diversas cuestiones, pero la forma de superarla es siempre la misma: acudir a un tratamiento psicoterapéutico. Como la dermatilomanía puede ser un problema psicosomático, en algunas situaciones habrá que tratarla con ayuda de medicamentos, como resume la psicóloga Iara Enilda Araújo:

«Es necesario un seguimiento psicoterapéutico y, según el grado y la duración de la dermatilomanía, también es necesario el uso de ansiolíticos.»

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